Revista Entre Nosotros N° 73
Entre Nous
Among Us
París , junio 2013
Boletín de Comunicación y de Relaciones Internacionales de Los Equipos Docentes
Hacia una educación de calidad
A Maricruz, signo de resurrección.
Delia es profesora. Trabaja en la Institución Educativa P.A Labarthe, en Lima (Peru). No tiene su clase particular, es tutora de alumnos y alumnas de más o menos 13 años de edad que tienen problemas diversos en su vida escolar.
En 2012, el colegia donde enseña recibió a una al-umna de 14 años, Maricruz. Delia trabaja con ella.
Escuchando Maricruz leer en voz alta su evalua-ción personal la última semana de diciembre: "HE MEJORADO, HEMOS MEJORADO…". Como profesora de escuela pública me llena de satisfacción y de emoción por todos los momentos vividos con los chicos y chicas de la Tutoría, de sentir la presencia del Señor al final de tanto esfuerzo que humanamente no hubiera resistido.
Maricruz es una alumna de mirada desafiante, de voz chillona, impulsiva y muy conflictiva en los trabajos de grupo.
Ya había sido suficiente los 28 alumnos, más 1 alumno, Elvis, con autismo (en la educación inclusiva equivale a 5). Mi preocupación iba en ese entonces por este alumno especial, pedí a los padres la asistencia de algún especialista con un documento donde especifique su diagnóstico, y recomendaciones para los profesores, lo hicieron y, de ahí, no los volví a ver.
En ese documento, una recomendación para los profesores eran los trabajos y actividades en grupo, y así empezamos a trabajar con ellos ¡Qué trabajo de interrelación, de socialización, con discusiones, líos, gritos, quejas!… ¿qué hacer? Si ya ellos habían propuesto sus normas de convivencia, sus sanciones.
¿Qué hacer? Era la pregunta constante, que me llevó a leer algo de Paulo Freire y la importancia de la emotividad, recordar la inteligencia emocional de Daniel Goleman, a leer la Biblia,… buscar información en internet. En ese momento, ahora me doy cuenta al escribir esta nota, buscaba la información sola, no lo comentaba en la comunidad pequeña de Equipos Docentes, no sé porqué.
Tremenda niña perturbadora que un día trajo al aula al subdirector por no prestarle un libro, entre otras tantas como amenazar a sus compañeras a la salida, pelearse con los varones, y el vocabulario soez,… Nadie venía por ella, ni padres ni apoderados.
Hasta que un día la niña difícil, colmó mi paciencia y la abordé, como tantas veces, pero esta vez de manera más humana, expresándole mi malestar ante su actitud, ella aún me miraba con ojos de rabia, desafiante, arisca y "respondona". La pregunta, en silencio: ¿Qué hacer Señor?
Su respuesta: "¿No le interesa, para qué quiere saber?". Respiré hondo, por cansancio, después de más de 40 minutos, sus compañeros estaban en pleno trabajo grupal, y en el último suspiro de paciencia, le pregunté: ¿quiero ayudarte, me permites ayudarte, cómo te puedo ayudar? Y la niña estalló en llanto: "Ya me cansé que me boten de los colegios, no sé qué hacer"… (¡Y yo tampoco! Plop!)
Así que después de escuchar su vida familiar, su situación de emigrante de la zona andina, decidí apoyarla y brindarle atención, y santa paciencia. En ese proceso lo conversé con una equipista de mi comunidad, Ruth, y desde su experiencia recogí los aportes.
Ha sido un proceso de aprender y desaprender, replantear una cultura de normas, respetar sus "No" como respuesta, sin que suene irreverente. Conocer la realidad de cómo se socializan ellos en su casa, muchos de ellos están acostumbrados a su soledad, desayunan, almuerzan solos, y en la noche llevan su cena a su cuarto viendo el televisor. Cómo pedirles algo que no lo viven en casa, la cooperación, la solidaridad, el escucharse mutuamente.
Con ellos he aprendido a reírme en clase, a mofarme de mí misma, a expresar mi emotividad sin mandarlos "a la porra", cantar sus canciones de moda, entrar a su cultura musical tan cuestionada (con el reggeaton), escuchar sus bromas, encontrar soluciones juntos, sus cuestionamientos y preguntas que calaron hasta mi vida personal, permitir que me cargue uno de ellos (un pequeñín, convencido de su proyecto de vida) al aceptar que los acompañaba al paseo general.
Este paseo, al cual no estaba obligada a ir, pero moralmente sí, fue el motivo para asumir compromisos de mejora, de cuidar al compañero, de comer juntos, de tratarse bien entre ellos.
Académicamente, escuchar a los alumnos y alumnas, no todos por supuesto, que se atrevan a exponer sin la presión de la "nota". "señorita, me sudan las manos", "me siento rara", "¿por qué me siento así?"… con sus temores con sus "roches" (vergüenzas) lo hicieron, algunos eran conscientes que podían mejorar y volvían a exponer, ante la mofa de sus compañeros "patero" "sobón" (adulador), y vaya que sí lo lograron, una exposición cada vez más segura, en confianza, más clara, más responsable. Y conversar con ellos y ellas en su post exposición, es una experiencia de "romper el cascarón."
Ser maestros y maestras ahora, también es "romper cascarones", recrear, renovarse, "nacer de nuevo", de hacer tangible la resurrección de Cristo en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra labor como maestras. Vaya !Qué desafío y manera de complicarse la existencia!
Continuando con esta historia de resurrección, en la chocolateada navideña del colegio, Maricruz cogía del brazo a su compañero autista, acompañado de otras compañeras, al rato, se oyeron unas voces chillonas,… ¿y ahora qué paso? ¡Al acercarme me contaron que Elvis, ya daba la mano, y se reía con ellas, qué algarabía! ¡Y bueno, me animé a extenderle la mano, y nada!, qué roche! ¡Y Maricruz me decía: "NO SE RINDA" "TIENE QUE ESPERAR CON PACIENCIA" "MÍREME, ASI ES" Siguiendo su ejemplo, seguí sus orientaciones y vaya que Elvis me dio la mano! Luego le estaba enseñando un saludo propio de adolescentes.
Estos logros lo anunciaban a los profesores que estaban ahí, algunos lo abrazaban, otros no le dieron importancia pues sus conversas estaban enfocadas en la huelga vivida, las críticas al sindicato de maestros, y lo que se viene en el 2013, con la aprobación de una Ley para el Magisterio Nacional.
¡Chispas! ¿De cuántos momentos valiosos nos perdemos por dejarnos abrumar por las preocupaciones?
Una profesora me contó, por esos días, que Maricruz trabaja vendiendo golosinas en la vía pública, de noche… ¡Señor! Cómo no ser arisca, peleona, impulsiva si son sus mecanismos de defensa, no le queda otra opción para sobrevivir en la calle, en la vida. Si bien es cierto ella no ha resuelto sus problemas, no se rinde ante la adversidad, sabe que no con todo el mundo tiene que ser así, ante la realidad que le toca vivir es inevitable ser así, a mi me llena mucho de emoción cada vez que recibo su abrazo o recuerdo cómo se iba relacionando fraternal-mente con sus compañeros. Compartir con sus compañeros su proyecto de vida, ya le da un horizonte para el cual enrumbarse, dar sentido a sus esfuerzos.
-------- ESTOS PERIQUILLOS BULLANGUEROS
Suena lejano sus proyectos de vida de estos "periquillos" bullangueros, cantores, bailarines, de voz chillona, de aquí a 10 años. Voy ya por los 12 años en la escuela pública, y hace unos meses atrás, me encontré en el paradero con un ex alumno, un joven alto, fuerte y guapo. Nos reconocimos y saludamos con alegría, se iba a comprar una máquina para ampliar uno de sus 3 talleres de confecciones, da trabajo a 20 jóvenes, exporta sus prendas a Ecuador, a Colombia, también lleva su mercadería a las provincias de nuestro país. Él fue uno de los alumnos en mis inicios como profesora, él asistía al colegio, mal uniformado, sus compañeros se burlaban por su acento andino, hasta que un día conversé para llamarle la atención por su camisa y manos sucias, y me contó que lustraba zapatos, quedé muda, sólo atiné a preguntarle, en ese entonces: ¿Qué va a ser de tu vida? Al recordar me dijo con nostalgia: "Señorita empecé desde abajo", me espero a tomar el bus y pagó mi pasaje.
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Definitivamente, he visto en Maricruz quien era mi cruz, un signo de resurrección. Ella representa también a los incomprendidos e incomprendidas de la escuela pública, al pobre desprotegido.
Sólo me queda dar gracias al Dios de la Vida Plena por esta experiencia, pues como comentaba líneas arriba, humanamente hubiera "tirado la toalla". Esta experiencia se empapa también de las historias contadas por nuestras equipistas contemporáneas y nuestras equipistas ya mayorcitas, por los maestros que hemos participado en la huelga nacional que entre movilizaciones conversábamos de nuestras preocupaciones, incertidumbres, expectativas, esperanzas. Asimismo de las historias de los mismos chicos del colegio, padres de familia, vecinos, amistades, familia.
Lo comparto con la intención de seguir alimentándonos en nuestra labor, crecer en comunidad, inspirarles desde esta experiencia a "romper cascarones", a sembrar a tiempo y destiempo, desde las instancias que estén, desde donde estén, pues el amor no tiene límites y no pasa de moda. Y como dirían los adolescentes de estos tiempos: "más naa, pa´ que más".
Delia Zabé Sánchez Medina
Equipos Docentes del Perú
Publicación en inglés, francés , español.
Por Diálogo y Cooperación.