Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón.
Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él.
Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor.
El Espíritu también lo llevó al Templo en aquel momento.
Como los padres traían al niño Jesús para cumplir con él lo que mandaba la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios con estas palabras:
Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho.
Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos,
luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.
Lucas, 2, 25-32
Lima, 20 de diciembre de 2013
Hermanos, hermanas
Ayer acompañé a la hermana Guadalupe en su sepelio. Española, pasó casi toda su vida adulta en Tarapoto, Picota, etc. … Compasionista, educadora, formadora de educadores, se fue después de 89 años de existencia (unos meses más que yo…). Amó con pasión, sirvió con pasión, educó a futuros educadores en el Pedagógico de Tarapoto (Clemencia, Paquita, Teodora,..); dio su vida por los pobres del Oriente (hasta casi morir del dengue en Picota). Fundó los Equipos Docentes, en 1978, con unos amigos de Tarapoto, Iquitos, Pucallpa: lo Equipos Docentes de Oriente.
Fiel, exigente, amorosa…
Unos días antes de su muerte, quiso ir a la última fundación de su congregación y dijo el Canto de Simeón… ¡Qué gracia!
Desde hace tiempo es mi deseo hacer lo mismo. ¿Tendré suficientemente fe para ver en la muerte un parto de nacimiento?
Navidad, fiesta del niño Dios Emmanuel.
Navidad, somos pesebre de Carne si amamos a Dios y a los pobres.
Navidad, cuando toda la humanidad pase en Dios será perfectamente divinizada.
Navidad, de cada uno cuando termine la vida de su cuerpo, pero cuando al mismo tiempo la persona que ha sabido amar sea plenamente en el Dios amoroso.
Fuego purificador, fuego del amor vencedor
Amigos, hermanos, tengamos viva, cada uno en su sitio, en sus familias, en los Equipos Docentes, la pequeña esperanza que nos permitirá crecer totalmente en Dios amor.
"El anciano, cargaba al niño y el niño guiaba al anciano"
(Antífona de Epifanía)
Un abrazo fuerte
Juan Dumont Chauffour
"DIOS TE SIGA BENDICIENDO"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Maestro, ámate a tí mismo!